Hogar
Hogar, es una de las palabras más bonitas del mundo.
Solo cuando hemos perdido el hogar y hemos vivido errantes, sin patria y desarraigados, es cuando nos damos cuenta del valor del hogar. Ese lugar donde estamos con los nuestros y lo nuestro, ese lugar donde no somos extranjeros, donde queremos y somos queridos, donde hay fidelidad, donde nos sentimos protegidos y nos cargamos de energía y encontramos el apoyo para enfrentarnos a los problemas de la vida, donde encontramos paz, armonía, descanso, recogimiento; en definitiva: felicidad. Cuantas cosas se pueden decir de la palabra hogar, y todas ellas son un hermoso y cálido sentimiento.
Solo cuando hemos perdido el hogar y hemos vivido errantes, sin patria y desarraigados, es cuando nos damos cuenta del valor del hogar. Ese lugar donde estamos con los nuestros y lo nuestro, ese lugar donde no somos extranjeros, donde queremos y somos queridos, donde hay fidelidad, donde nos sentimos protegidos y nos cargamos de energía y encontramos el apoyo para enfrentarnos a los problemas de la vida, donde encontramos paz, armonía, descanso, recogimiento; en definitiva: felicidad. Cuantas cosas se pueden decir de la palabra hogar, y todas ellas son un hermoso y cálido sentimiento.