viernes, 13 de mayo de 2011

La sabiduría de la Naturaleza



El cuerpo humano y su sistema inmunológico

El cuerpo humano, al igual que el cuerpo de todos los seres vivos, conforma una unidad de pluralidades perfecta, maravillosa, e increíblemente organizada. Todos sus múltiples órganos y células trabajan de manera coordinada, como un gran equipo cohesionado cuyo objetivo es la supervivencia, el bienestar y la salud de la unidad en su conjunto que es el cuerpo humano, y por lógica añadidura, de cada uno de sus componentes: órganos y células que lo componen. Como decía el sabio filósofo emperador Marco Aurelio: “Lo que es bueno para el panal es bueno para la abeja”

Toda esta maravillosa organización del cuerpo humano esta dirigida y controlada por un gobierno compuesto de dos poderes que se complementa en su trabajo, a saber: uno es la información genética que todas las células del organismo poseen en sus núcleos, las llamadas moléculas de ADN y ARN, que dan las órdenes pertinentes a las células de cual debe ser su forma, ubicación, organización entre ellas y su función. Otro es el cerebro, que de manera inconsciente sin que nosotros nos demos cuenta, hace funcionar los diferentes órganos del cuerpo de manera coordinada, por ejemplo, la respiración de los pulmones o los latidos del corazón.

Observando esta maravillosa estructura del organismo humano, nos podemos dar cuenta que dicho organismo tendría la forma de un estado perfecto. Podemos identificar al gobierno de este estado en los genes y el cerebro, su territorio sería el propio cuerpo, sus regiones y municipios serían sus diferentes órganos (corazón, estomago, hígado, músculos, pulmones, etc.) y sus individuos sus ciudadanos, las diferentes células. Estas células a su vez estarían divididas en diferentes grupos sociales con distintas misiones, así habría células especializadas en formar, construir y reconstruir, los tejidos dañados de los músculos, los huesos, etc., por ejemplo, siendo dichas células las obreras y constructoras del cuerpo. Otras trabajarían de trasportistas como los glóbulos rojos de la sangre, que se encargan de transportar el oxígeno desde los pulmones a todas las células del cuerpo, y así podríamos enumerar múltiples especializaciones. Todos cohesionados por un orden justo, que les lleva a colaborar entre si trabajando por el bien común.

Pero indaguemos un poco más profundamente, en uno de los funcionamientos más extraordinarios del cuerpo humano: el sistema inmunológico.

El sistema inmunológico es un ejército natural que defiende al cuerpo humano del ataque de bacterias, virus, hongos, tóxicos, e incluso las propias células que se alteran y enferman multiplicándose de manera anormal en el organismo, pudiendo iniciar tumores cancerígenos.

La defensa del organismo empieza por la propia piel, es una capa protectora, una frontera que cubre todo el cuerpo he impide que entren del exterior en su interior agentes patógenos (bacterias, virus, hongos, tóxicos, etc.), que podrían hacer enfermar e incluso matar al organismo. Son muy pocos los gérmenes que tienen la capacidad de atravesar esa muralla, inclusive, la piel segrega sustancias antibióticas que matan o por lo menos debilitan a los gérmenes.

Y después de otros mecanismos bioquímicos que posee el sistema inmunológico, pasaríamos a las comúnmente llamadas células blancas de la sangre o glóbulos blancos: los leucocitos, de los cuales existen varios tipos, pero todos ellos conforman lo que sería el ejército y la policía del organismo encargados de patrulla cada rincón del cuerpo humano y defenderlo de todo tipo de agresiones, localizan a los gérmenes y demás patógenos y los destruyen. Otro tipo de leucocitos se encargan de fabricar los llamados anticuerpos que son una especie de armas toxicas que destruyen a los patógenos, esos anticuerpos quedan incorporados al organismo para toda la vida e impiden que estos patógenos vuelvan a desarrollarse, a no ser que dichos patógenos sufran una mutación y se hagan inmunes al anticuerpo, como es el caso del virus de la gripe.

Los leucocitos están sumamente especializados, ya que necesitan distinguir las moléculas y células propias de las extrañas para aceptar a las primeras y rechazar a las segundas. Los leucocitos están de guardia constantemente para reconocer las células dañinas, atacarlas, destruirlas y memorizar la batalla a fin de rearmarse hasta los dientes por si el agente extraño decide invadir de nuevo. Miles de estos valerosos guerreros mueren todos los días, camicaces dispuestos a sacrificarse por la supervivencia del organismo al que pertenecen y con el que se identifican, pues además, genéticamente saben que la supervivencia de su estirpe depende de dicho organismo.

Videos didácticos muy interesantes que tratan de la sangre y el sistema inmunológico, pinchar en los siguientes links:
La sangre.
el sistema inmunológico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si en nuestra Nación Española se permite que en las instituciones del estado, se introduzca un cáncer como los terroristas separatistas que nos están matando física y moralmente, es que el sistema inmunológico de nuestro país está fallando de una manera muy alarmante.